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viernes, 19 de febrero de 2016

La Policía en Baní


Por Felipe Ciprián. 19 de febrero de 2016 - 12:05 am -  4
fciprian

Felipe Ciprián

Es licenciado en Ciencias de la Comunicación Social y como periodista fue jefe de redacción de El Caribe, del diario Hoy y de Listín Diario, en los que además se desempeñó como editorialista y columnista.
Cuando en la tarde del pasado domingo 14 de febrero de 2016, “Día del Amor y la Amistad”, vi un camión de la Policía Nacional frente al Politécnico “Máximo Gómez”, en Baní, deteniendo a todos los motociclistas que pasaban por ahí, despojándolos del vehículo, sentí pena por mi país.
Las víctimas de este atropello vulgar eran casi todos jóvenes haitianos que paseaban con sus novias o sus esposas en el Día del Amor, pero que para ellos se convertía en el Día del Atropello.
¿Para qué la Policía en Baní hacía estas redadas ilegales? Para pisotear derechos y para que las víctimas fueran a la Fortaleza a buscar su motor y para “agradecerle” a la Policía por devolverlo. Nada diferente hacen.
Pero dos días después, el martes 16 de febrero, uno de mis hijos, estudiante de término en la universidad y uno de sus amigos, hijo de un prominente abogado, fueron abusivamente detenidos por una patrulla de la Policía, a las 11:30 de la mañana, en una calle céntrica de la ciudad, despojados de su pasola, esposados y llevamos en el vehículo hasta la Fortaleza de la Policía.
No valió que presentaran sus documentos, todos los papeles en regla de la pasola, que el teniente Rodríguez se los llevó presos. Estando en la Policía mi hijo logró llamarme y el señor teniente habló conmigo.
Cuando le pregunto cuál es la razón de la detención, él me dice que hay muchos ladrones y que él se los llevó para “depurarlos”, pero como yo me le identifiqué como periodista, él los iba a despachar. Y los despachó.
Mi pregunta directa es ¿quién depura a oficiales de la Policía que actúan al margen de la ley, violando derechos y atropellando a ciudadanos decentes, pacíficos, que nunca han cometido un delito?
Si el teniente Rodríguez no sabe que él solo puede detener a un ciudadano cuando tiene una orden de un juez o cuando se está en flagrante delito, no merece ser miembro de la Policía, que no está concebida por ley como una banda, sino como un cuerpo civil armado para imponer el orden.
Hacer presa a una persona que es mandada a parar por una patrulla, se para, no resiste ni insulta, muestra todos sus documentos y lo que recibe es amenaza y chantaje, es un acto de secuestro cometido por un oficial de la Policía que yo no tengo que encubrir, sino denunciar con responsabilidad.
¿Cuántos abusos de ese tipo cometen los policías de Baní cada día en perjuicio de infelices que no pueden o no se atreven a denunciarlos?
¿Acaso no sabe la señora gobernadora Nelly Melo que estas prácticas violatorias de las leyes se cometen cada día en el territorio que ella “gobierna”?
¡Caramba! Cuánta falta le hacen a este país autoridades responsables, que cumplan y hagan cumplir la ley y que pongan en su lugar a quienes creen que pueden abusar de este pueblo infeliz.
No creo que otro periodista haya defendido más que yo las actuaciones correctas de la Policía y que haya reclamado mejores sueldos, incentivos para ellos y sus familiares, planes de beneficio, mejora del sistema de pensiones, equipamiento y adiestramiento profesional.
Reconozco que hay desde rasos hasta generales que son modelos del buen policía, pero los macuteros y abusadores aun están en las filas de la Policía pudriendo el buen desempeño de los buenos, que son indiscutiblemente la mayoría.
Ojalá que el jefe de la Policía, mayor general Nelson Ramón Peguero Paredes, ordene a sus oficiales en Baní que respeten a los ciudadanos, que no sigan haciendo redadas ilegales que solo sirven para macutear y para alejar a la Policía de los ciudadanos decentes.
Si ellos lo siguen haciendo, pueden tener por seguro que yo los seguiré denunciado con sus nombres, porque no voy a embarrar a los que actúan correctamente.
Ninguna policía en el mundo puede conseguir el apoyo de la comunidad a la que una parte de sus miembros agrede, extorsiona y molesta innecesariamente.
La ciudadanía quiere una policía respetable y respetuosa para juntos combatir la delincuencia, la criminalidad, la violencia y el desorden. Nada más.

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